Juan José Saer
Lucha
de Clases
La voz vendría a quedar,
de esa manera, en suspenso. Y un trueno,
en su lugar, se dejaría oír, en la casa de la historia,
poniendo, como quien dice, un temblor,
hasta en los rincones más escondidos o más frágiles. Que la voz,
más bien, ininterrumpida, acompañe la explosión, la haga más que ruido,
dotándola de una dimensión de modestia, de error o soledad,
de modo tal que la finitud complete las estrellas codiciadas.
Y porque, también, pasado el estruendo, en el silencio que,
por obra de alguna revisión pudiese, gélido, imperar,
esa voz finita y sin fin siga sola cintilando hacia el cielo,
de modo tal que ayude, en la noche eventual,
a romper, o a desplegarse más bien,
firme, y hasta una nueva noche, el amanecer.
In El arte de narrar: poemas (1960-1987), 1999.
en su lugar, se dejaría oír, en la casa de la historia,
poniendo, como quien dice, un temblor,
hasta en los rincones más escondidos o más frágiles. Que la voz,
más bien, ininterrumpida, acompañe la explosión, la haga más que ruido,
dotándola de una dimensión de modestia, de error o soledad,
de modo tal que la finitud complete las estrellas codiciadas.
Y porque, también, pasado el estruendo, en el silencio que,
por obra de alguna revisión pudiese, gélido, imperar,
esa voz finita y sin fin siga sola cintilando hacia el cielo,
de modo tal que ayude, en la noche eventual,
a romper, o a desplegarse más bien,
firme, y hasta una nueva noche, el amanecer.
In El arte de narrar: poemas (1960-1987), 1999.
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Luta
de Classes
A voz viria para permanecer,
dessa maneira, em suspenso. E um trovão,
em seu lugar, se
deixaria ouvir, na casa da história,
colocando, como se
diz, um tremor,
até nos recantos mais
escondidos ou mais frágeis. Que a voz,
de preferência, sem cortes,
acompanhe a explosão, levando-a muito além do ruído,
dando-lhe uma
dimensão de modéstia, de erro ou solidão,
a fim de que a
finitude complete as estrelas cobiçadas.
Logo após, passado o
estrondo, no silêncio que,
por obra de alguma
revisão pudesse, gélido, imperar,
essa voz finita e sem
fim siga sozinha cintilando até o céu,
de tal modo que
ajude, na noite eventual,
a romper, ou, antes,
a disseminar,
firmemente, até uma
nova noite, o amanhecer.
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